Cuenta la leyenda que Horus en el antiguo Egipto es el gran dios del Cielo, representado como un halcón. Divinidad del cielo, sus ojos eran el sol y la luna. La importancia de su figura protectora, que todos ven como símbolo de regeneración y renacimiento, era muy popular y venerada en Egipto.
Horus, hijo de Isis y Osiris, juró venganza, prometió a su madre que encontraría el cuerpo de su padre, asesinado por el hermano de su padre Seth. Seth es la deidad de la fuerza bruta, señor del caos y la guerra, dios de la sequía, las tormentas y el desierto. El asesinato de su hermano fue motivado por la envidia, quería gobernar como único soberano sobre Egipto.
Seth hizo pedazos el cuerpo de su hermano y lo expandió en el desierto, para que nunca fuese encontrado.
Horus, creció y llegó el momento de vengar la muerte de su padre, llegó a la mayoría de edad y se dispuso a luchar contra Seth para recuperar el trono de su padre.
Horus pierde su ojo izquierdo (la luna) en su batalla contra Seth.
Thot, el dios de la sabiduría, de la escritura y de los hechizos, encontró los 6 pedazos del ojo, los juntó creando el Udyat símbolo de la salud, la prosperidad y la capacidad de renacer. Se lo devolvió a Horus, que a su vez, se lo da a su padre Osiris para que vuelva a la vida.
Este símbolo, cuyo nombre significa ser sano, tuvo gran importancia y difusión en la civilización egipcia y suele colocarse entre las vendas que envuelven el cuerpo del difunto durante la momificación.
Su significado literal es “la unidad o totalidad restablecida”, transmite el poder del conocimiento, la conciencia de la transformación.
Este significado se refiere a que el ojo de Horus simboliza la totalidad, aquello que ha vuelto a su ser y se ha completado.
Esta leyenda esconde el secreto del camino iniciático y en particular el Ojo izquierdo nos revela la fuerza con que nos asalta la sombra y nos convierte en marionetas de nuestro pensamiento.
Perder el Ojo izquierdo, nos indica la transcendencia de quitarnos de encima nuestra sombra y restaurar el ojo izquierdo a través de la sabiduría haciendo del pensamiento algo esencial de nuestra conciencia.
Observamos que su Ojo derecho, el sano, el Ojo divino, permanece en él, mientras que el otro, el izquierdo, el imperfecto, está destinado al hombre.
Ojo que, según la leyenda, Horus pierde durante su combate contra Seth, el Dios del mal, que vive y opera en la tierra, habiéndole usurpado el poder a su legítimo Rey.
Cada uno de nosotros tenemos que convertirnos en genuinos reyes de nuestra existencia.
Cada uno de los 6 pedazos que componen el ojo de Horus representan un sentido, pero curiosamente en vez de 5 sentidos aparecen 6 sentidos. El tacto, la vista, el oído, el gusto y el olfato, el sentido que nos falta es el pensamiento.
Dominar el pensamiento para transformarlo en una herramienta sumamente sofisticada y capaz de hacer que el cambio produzca la conversión definitiva, sin limitaciones.
La mitología, es una explicación genial de nuestra psicología profunda. La toma de conciencia, es capaz de colocar de nuevo al pensamiento a su posición de sentido, dejando la pureza de pensamiento, sin tener que juzgar, ni disputar con los demás. El brillo que proporciona la conciencia al trasgredir el pensamiento para mí es tan poderoso y evidente como la forma que nos impulsa a ser libres.