La vida nos pone a prueba, plantea situaciones que superan nuestra capacidad, ya sean enfrentar una enfermedad, la separación, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño cercano, problemas económicos y una gran cantidad de acciones cotidianas que nos paralizan.
Existen diferentes circunstancias que me pueden llevar al límite y hacer que me cuestione si tengo la fortaleza y la voluntad necesarias para continuar adelante.
Dentro de esas situaciones, tengo dos opciones
Dejarme vencer y sentir que he fracasado o sobreponerme y salir fortalecido, apostando por la resiliencia.
Un doble vínculo que tengo que resolver.
La resiliencia, es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. En psicoterapia, gracias a ella soy capaz de afrontar, situaciones dramáticas y conflictivas para salir fortalecido.
La resiliencia implica reestructurar mis recursos inconscientes en función de las nuevas circunstancias y necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar su potencial. Dicho, más coloquial, “Las dificultades están para superarlas”
Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles que, sólo sirven para darme cuenta de mi capacidad para aprender a solucionar, sanar o enmendar cualquier desastre emocional. Una manera diferente y más optimista de observar el mundo.
De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y confianza. Nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa y una decisión tan contundentes.