Son tus huellas el camino y nada más, con esta contundencia, nos revela el poeta el profundo significado de las acciones que realizamos en nuestra vida. Erramos, fracasamos, nos empeñamos en situaciones que generan mucha tensión, pero también cierto es, que somos más de lo que creemos.
La vieja y recurrente pregunta que todos nos hemos hecho.
¿Qué hago en este mundo?
Establecer una armonía entre mi cuerpo, fuente de placer y dolor, con mi ego impertinente murmurador, que está mucho en el pasado y en el futuro, pero le revienta mantenerse en el presente.
Sri Ramana Maharshi se atrevió a decir:
No hay creación, ni destrucción.
Ni destino, ni libre albedrío.
Ni sendero, ni realización.
Esta es la verdad final.
Siempre me sorprendió este hombre, sabio y maestro espiritual hinduista, este humilde ser alcanzó la conciencia de unidad sin proponérselo. No tienes que buscar, el hombre que busca la verdad jamás la encontrará. Te conocerás sin imágenes y sin medios. Todo está ya en tí. No me buscarías, si no me hubieras ya encontrado.
Si hemos de entender bien, en realidad no hay manera de alcanzarla. La conciencia de unidad no es un sentimiento de gozo ni un estado de ánimo determinado. Sentir nuestro espíritu no es un estado a conseguir en el futuro, es el estado en que nos manifestamos en el eterno momento presente, y darle sentido a nuestra existencia.
La unidad de la conciencia, es la profunda sede del espíritu, el verdadero territorio sin límites ni demarcaciones, eso es lo que soy.