Durante estos años he observado al Ego detenidamente, esto me ayuda a que se cumplan las profundas decisiones del inconsciente y que los dones se pongan en marcha. En el momento en que el ego es consciente del potencial que tengo, me dirige con frescura hacia ese objetivo.
Nací con una parte esencial, donde está mi propósito, talento, bienestar, abundancia, sabiduría. Todo lo que necesito principalmente en la vida, nació conmigo. Del mismo modo, soy consciente que nací vulnerable y sin capacidad para valerme por mi mismo, así me fui alejando de la parte esencial como mecanismo de adaptación hasta protegerme tras la coraza del Ego. Me desconecté de mi inteligencia emocional y la esencia espiritual que soy al nacer, para colocarme la máscara egoica. Ésta es fundamental para vivir y necesaria en la fase de crecimiento, para hacerme notar y entender, marcar lo que soy y lo que no soy, lo que es mío, lo que creo ser. El gran peligro surge cuando, me identifico con el ego, y éste toma el control de lo que pienso, creo, siento y hago; así en muchas ocasiones, la existencia se torna más turbia y oscura de lo que realmente es.
La fase de edificación del Ego y la adaptación al mundo exterior durante la época escolar, suele acarrear conmociones contradictorias. Al identificarnos con el ego en el desarrollo de la conciencia, el centro de la totalidad es estorbado por el Ego, entonces solemos enfrentarnos a las dificultades y adversidades con el victimismo, quejándonos, echando la culpa a los demás. Esta separación del centro espiritual, hace que el Ego se torne resistente y uno busque un significado a la vida que ayude a desenmarañar el caos interior y exterior. La voluntad y el deseo del ego, generalmente proyecta su obstinación hacia algo externo. Así, el ego acusa a Dios, a la situación económica, o al cónyuge, al empresario, en definitiva al otro, de ser responsable de aquello que le molesta.
Liberarme del ego es dejar de sentirme ofendido, liberarme de la necesidad de tener razón, de querer ganar siempre, de creer que soy superior, de tener más. Todas son creencias limitantes.
La mentira mayor es el ego.